FÚTBOLPORTADA

ESPAÑA SI GANA EN LOS CÁRMENES, 4-0.

España batió (4-0) a Macedonia, con un autogol de Velkovski, en el primer período, y tres de Vitolo, Monreal y Aduriz, en el segundo.

La renovación es un hecho. Cuando las cosas cambian siempre hay motivos que lo producen. En fútbol, esos motivos lo son por distinta índole: hay ciclos que se acaban, estados de forma que conducen a los cambios y lesiones que los aceleran. Son historias que pasan, que no sorprenden a los aficionados, pero que cambian, a veces sustancialmente como es el caso, las caras de los equipos. Es evidente: la España que encara la fase de clasificación para Rusia 2018 y que ha concluido en Granada el año 2016 no tiene nada que ver con la que ha afrontado sus últimos grandes retos. Solo dos de sus jugadores de los mejores momentos, Busquets y Silva, además de Reina, suplente, estaban entre los que se han medido a Macedonia en Granada. Por lesiones no lo hicieron Piqué, Ramos, Alba, Iniesta y Diego Costa.

Mermada en ese terreno, España se enfrentó a Macedonia, una de las dos “cenicientas” del grupo, la indiscutible en ese discutible honor es Liechtenstein, un equipo físico, con gente con oficio (Pandev siempre lo será) y sin demasiadas necesidades. Eso de echarle un pulso a un equipo poco obligado no siempre es bueno. Es cierto que puede faltarle la motivación, pero lo es más que sin grandes exigencias ni presiones se juega con más desahogo. A los cuatro minutos, Mojsov estuvo cerca de batir con un remate de cabeza a la salida de un córner a De Gea, que, sorprendido como todos, se quitó de encima el balón como pudo. Fue un susto en una noche que se daba por plácida.

Como ante tantos y tantos de sus anteriores rivales, España se vio abocada a superar dos claras líneas de contención, una con cinco defensas y otra con tres volantes de marcado carácter proteccionista. Aunque Macedonia dejó parcialmente sin obligaciones defensivas a Pandev y Nestorovski, a la selección española le costó encontrar el camino del área, a pesar de los esfuerzos de Silva, por la derecha, y de Thiago, por el centro, los encargados de encauzar el fútbol de la selección. Hasta muy cerca del minuto 15 no lo consiguió con una maniobra en giro de Morata, que remató cruzado, pero desviado. La respuesta de la prudente, pero no sin intenciones ofensivas de Macedonia, fue otro testarazo, nuevamente al saque de un córner, de Pandev, que, a los 19 minutos, cabeceó ligeramente desviado. Dos acciones muy peligrosas de Morata y Silva a los 20 minutos a punto estuvieron de proporcionarle a España el primer gol de la noche, esos goles que tan acertadamente son denominados como los de la tranquilidad. Faltó poco.

Mediado el primer tiempo, Lopetegui tomó una decisión acertada: mandó a Silva, muy pegado a la banda derecha, a la zona del interior izquierdo, donde su último pase suele ser letal. Se lo dio a Morata, que a los 24 minutos dispuso de una gran ocasión. No fue esto lo mejor de la decisión, sino la sensación fácilmente perceptible de que allí el canario hacía más daño. España empezó a acosar así con mayor intensidad y a dominar, pero sin comodidades. Un accidente vendría a aliviar el panorama: a los 34 minutos, Velkovski cabeceó al fondo de las mallas un balón colgado desde la derecha y por el que pugnó en vano Morata, que incomodó tanto a su marcador, que no era el citado Velkovski, que debió trasladar a éste su desazón. Fuera como fuera, y aunque Álvaro fue felicitado por sus compañeros como si él hubiera hecho la diana, el tanto fue muy bien recibido. Naturalmente que sí.

A los veinte y pocos segundos de la segunda mitad, Morata tuvo en la punta de sus botas otro gol de la tranquilidad, quizás el definitivo, pero golpeó sin fortuna el esférico. Llamados al redoble de la oportunidad perdida, España empezó a jugar más, más rápido, con más nervio. Y aunque el rubio Allonski se encontró con un balón y De Gea fuera del marco, ocasión que desbarató Bartra, la selección empezó a poner en serio aprietos a Aleksovski. Una buena jugada de Vitolo no la pudo remachar Silva por dos palmos. Echado, de nuevo, a la izquierda, el canario se convirtió en el faro del equipo, que, si bien a ráfagas, sacaba los dientes. A los 62’ llegó el segundo bocado, tras una acción individual de Thiago y un centro al área de Monreal, al que no llegó Silva, pero sí Vitolo, junto al poste, allí dónde más necesario era. A falta de poco menos de media hora, y ya con Aduriz por Morata, aquello parecía definitivo. Las fuerzas atacantes de Macedonia habían ido menguando paulatinamente.

La guinda a la noche pudo llegar a los 65’ con una prodigiosa jugada de Silva. David fue escapándose dentro del área de cuántos zagueros le salían al corte, buscando la posición ideal para finalizarla, en un portento de habilidad, pero no la halló el capitán para lamento de una afición absorta ante la belleza de la jugada. Pudo ser, repito, lo más brillante del partido, solo comparable con la enorme parada de De Gea inmediatamente después, pero no lo fue, aunque sirviera para darle brillo a un choque, que acabó con el comprensible alborozo de los aficionados, que vieron como en el minuto 82 Monreal hacía el tercero de disparo cruzado y en el 84, Aduriz, el cuarto. Un marcador absolutamente inesperado un rato antes.

La selección sumó en Los Cármenes el tercero de sus triunfos en los cuatro partidos de clasificación disputados, que era lo exigido… y lo esperado. Costó, no obstante, asegurar la goleada más de lo que ella da a entender, en un partido muy complicado durante una hora, hasta que llegó la diana de Vitolo, frente a un adversario entero y sólido. Pero es bueno que a veces se sufra para saber lo que cuesta vencer. De ahí la enorme alegría final del 4-0 que puso a la afición más contenta que unas castañuelas.
 “Granaínas”, se entiende.

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4 – España: De Gea; Carvajal, Nacho Fernández, Bartra, Monreal; Busquets, Koke (Isco, m.72), Thiago; Silva, Vitolo (Callejón, m.86) y Morata (Aduriz, m.60).

0 – Macedonia: Dimitrievski, Ristovski, Velkovski, Mojsov, Ristevski, Alioski; Hasani (Gjorgjev, m.86), Bardi, Spirovski (Zhuta, m.60); Nestorovski (Ibraimi, m.83); y Pandev.

Goles: 1-0, m.34: Velkovski en propia puerta. 2-0, m.63: Vitolo. 3-0, m.84: Monreal. 4-0, m.85: Aduriz.

Árbitro: Robert Schörgenhofer (Austria). Amonestó a Alioski (92) por Macedonia.

Incidencias: encuentro del Grupo G de la fase de clasificación al Mundial 2018, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante la presencia de 19.500 espectadores.[/su_box]

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