TRIBUNA ALTA: «PALABRAS Y FÚTBOL», PABLO DOMÍNGUEZ.
Significativa y más que llamativa carta del vestuario Granada C.F. a la afición. Algo inédito hasta la fecha. Aunque, francamente, cuesta creer que sea exclusivamente obra de los jugadores visto lo visto sobre el césped. Con un claro llamamiento al apoyo hasta el final, pidiendo que «no los demos por muertos», tratan de mantener la unión con su hinchada. Con cierta perspectiva, es fácil vislumbrar el origen de la iniciativa; Quique Pina maneja bien los tiempos. Hasta hoy supo siempre hacer reaccionar a los suyos caminando, como ahora, en el filo de la navaja.
Sin embargo el buen aficionado, aquel que realmente siente el escudo, ve innecesaria la carta. Aunque desde luego es algo positivo, no es ni mucho menos un paso adelante. No desde luego en lo deportivo. El trabajo psicológico es importante, indiscutiblemente. Lo que ocurre es que no es la clase de trabajo que parece necesitar la plantilla. El ejemplo más gráfico lo ilustra Jhon Córdoba. Ante el Celta dispuso de tres situaciones similares en las que al cruzar la divisoria encaraba a un zaguero gallego detrás del cuál únicamente estaba el arquero bajo palos. Su conducción del balón era tosca, insegura, lenta, sin ideas ni convicción. Síntomas de una flagrante carencia de trabajo de finalización.
Maestros y profesores en las escuelas enseñan a sus alumnos un valor esencial en todos los aspectos de la vida: cuando algo no sale como uno desea, ha de trabajarse más, más y más hasta su consecución desde la más absoluta humildad. En este sentido Abel Resino tal vez debiera aumentar las horas de entrenamiento en la definición de jugadas. Trabajar el gol y los preliminares que éste requiere. Sólo así las ideas aflorarán y la fase ofensiva cobrará fluidez. Aunque la última actuación, además, cuestiona sobremanera la defensa. Encajar un 3-0 ante un rival directo es lapidario.
Por si fuera poco, todo esto llega en vísperas del choque ante el vigente campeón de la UEFA Europa League que llega tras levantar un 0-2 ante el F.C.Barcelona (2-2) y un 0-1 ante el Zenit (2-1). Tal vez la vorágine rojiblanca esté haciendo que los focos se centren demasiado sobre el Granada, dejando a un lado al Sevilla. Los de Unai Emery enlazan siete partidos consecutivos sin perder con cinco victorias y dos empates más que meritorios. La remontada ante el líder le da más valor aún a esta escuadra. Que nadie olvide que los de Nervión son actualmente uno de los equipos más correosos del continente. Además, pugnan con Atlético de Madrid y Valencia C.F. por una plaza en la próxima edición de la Liga de Campeones. Por eso que a nadie le extrañe si la carta, la declaración de intenciones del vestuario, finalmente queda en una goleada sevillista.
