Tribuna Alta: «Desesperación, Desesperanza», Pablo Domínguez.
El estado de ánimo de la dirección rojiblanca y de la afición son tan paralelos como distantes. El primero pone la guinda a su rotundo fracaso y declara abiertamente su desesperación con la destitución de Abel Resino. El segundo ya ha perdido prácticamente la esperanza en la permanencia y comienza a pensar ya en Segunda División. De por sí, implica la ausencia de fe en la gestión con la incorporación de Sandoval. Cuesta creer en cuatro victorias consecutivas de un plantel que únicamente ha logrado las mismas que se requieren en treinta y cuatro jornadas.
Se trata de solventar la situación en el último suspiro, cuando el equipo está al borde del KO: caer en Getafe acompañado de las victorias de Almería y Eibar certificaría matemáticamente el descenso a Segunda División. Aunque los de Sergi Barjúan juegan en casa ante el Celta y el Eibar visita Mestalla, hace falta una gesta de proporciones épicas de un vestuario que no ha dado razones para creer en la consecución de la permanencia por méritos propios.
Cada momento de la temporada ha tenido un culpable definido. Con Caparrós fue el planteamiento cicatero y la plena anarquía en la ejecución. Con Abel Resino, la falta de motivación aunque con un fútbol más alegre. Con todo, el utrerano sumó 14 puntos por 11 del toledano. Ambos muy por debajo del ratio de puntuación necesario para la salvación, lo que invita a pensar en que en realidad la responsabilidad recae sencilla y únicamente en el carente nivel de los futbolistas, insuficiente para la categoría en la que militan. Ésto hace pensar en que poco o nada logrará el nuevo entrenador firmado únicamente para cuatro partidos. No es muy realista.
En última instancia el responsable es el mismo que permite que el descenso a Segunda División no sea un drama: Pina y su junta gestora. En el fútbol la humildad es imprescindible para cosechar buenos resultados. Sin embargo el máximo mandatario nazarí a comienzos de temporada declaró que «ésta concluiría con un gran ejercicio de su plantilla». Basta sacar pecho para que a uno se lo hundan de la manera más contundente. Aunque, dicho sea de paso, son los artífices de estas cuatro temporadas en la élite. Por lo que por una mala temporada que cueste un descenso, la afición no debe colgar a nadie.
Y es que en principio no debería haber problemas para que el Granada de la próxima temporada fuera un claro aspirante al ascenso a Primera División. Sin embargo, la aparición en escena del Cádiz en la categoría podría entorpecer el reflote del Granada. Amén del ascenso del Watford a la Premier League. En este sentido la junta gestora deberá priorizar a quién y cómo refuerzan. De momento en Los Cármenes ha habido y hay más incógnitas que realidades.
Por la gestión que llevan los Pozzo en los diferentes clubes en los que han ido desembarcando, se entiende que pretenden tener diversos clubes en las primeras categorías de las principales ligas. Es su manera de entender y gestionar el fútbol. La importante cartera de futbolistas de la que disponen les permitió clasificar a Udinese en Liga de Campeones durante algunas temporadas. Sin embargo no siempre será tan eficiente. Mucho menos cuando se trata de abastecer varios clubes.
Con todo y después de la concatenación de tanto despropósito, Sandoval sería una gran noticia para afrontar la temporada en Segunda División. Él fue el entrenador que ascendió al Rayo Vallecano junto al Betis y al Granada a Primera División en la temporada 2010/2011. Con una propuesta parecida a la de Paco Jémez en cuanto al planteamiento de atacar e ir hacia arriba, sería lo más adecuado sobre el papel para aspirar al retorno inmediato a la élite porque, no nos engañemos, la permanencia en ésta raya lo imposible.
