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TRIBUNA ALTA: «LUCES Y SOMBRAS», POR PABLO DOMÍNGUEZ.

Granada Club de Fútbol.
Sección de análisis y opinión del Granada C.F. en Granada Deporte por Pablo Domínguez, (@PabloDgzRg).

Notable mejoría en el juego y en las sensaciones a partir de una propuesta más ambiciosa. Se cumple la norma de que con jugadores más técnicos, el nivel de creación de juego crece. Sin embargo, no se acertó a convertir las numerosas llegadas. El Almería supo aguantar los envites rojiblancos, marchándose con vida de un choque que por méritos debió haber perdido.

Parece que Joaquín Caparrós ha entendido que su vestuario está capacitado para jugar a algo más que replegar líneas y correr. Esa manera de concebir el fútbol es primitiva, por lo que es justo reconocerle al técnico sevillano su cambio en el guión buscando llevar el peso del partido. Teniendo la iniciativa se generan ocasiones y por inercia se suele acertar con la meta rival. Éste por sí mismo es el concepto del fútbol.

Faltó suerte. El Granada evidencia una importante carencia a la hora de resolver situaciones en las inmediaciones del área: tan solo seis dianas a favor en doce jornadas, una media de medio gol por partido. Cuatro de ellos en las primeras cuatro jornadas, lo que significa que se han anotado tan solo dos goles en los últimos ocho encuentros. Cifras que pesan demasiado y que pueden abocar al plantel nazarí a puestos de descenso más pronto que tarde.

La pasada temporada vivimos una situación similar en el último tramo con varias jornadas sin ganar a la que el bloque de Lucas Alcaraz supo sobrevivir jugándosela a una carta en Valladolid. Era la última jornada de liga, ahora nos estamos acercando al ecuador de la competición. Se suele decir que del caos sale el orden, en esas está el Granada.

El conjunto rojiblanco horizontal es en estos momentos y desde hace algunas jornadas el conjunto menos goleador de la categoría así como el rey del empate sin goles habiéndolo cosechado en tres ocasiones. Es éste, a todas luces, el principal problema que ha de solucionarse. Como bien apunta el eslogan de gol televisión: “Sin gol, no hay fútbol”. Los del utrerano son en materia ofensiva la cenicienta de Primera División.

Lo paradójico es que pese a ser el conjunto con la pólvora más mojada de la categoría, se aguanta en la decimoquinta plaza a un punto por encima del descenso. Son ya sesenta y siete jornadas consecutivas fuera de la quema; presumiblemente no llegará a setenta. El Sevilla en el Ramón Sánchez Pizjuán y el Valencia en casa son dos huesos. Sin embargo, a poco que se mejore en el apartado ofensivo la victoria ante alguno de éstos, e incluso los dos, pudiera ser factible.

Sobre Caparrós comienza a volar la sombra de la destitución que de momento no se producirá por la mejoría aparente. Se ha ganado el beneficio de la duda, aunque es sonrojante no ser capaz de batir a un rival directo que ni se acercó a los dominios de Roberto. De la imagen y resultado de los dos próximos duelos puede depender en cierta medida su continuidad; la afición manifestó su malestar con una sonora pitada a la conclusión del choque del lunes.

La gran temporada que auguraba Quique Pina en declaraciones a la televisión del club justo antes de comenzar la competición está siendo, como poco, discreta. No sería de extrañar pues que la máxima autoridad granadinista estuviera barajando diversas alternativas. ¿Se comerá Joaquín el turrón en Granada? Y lo más importante, ¿hasta qué punto prima la dignidad y dinero de Caparrós por encima del propio interés deportivo del club y la ilusión de toda una ciudad?

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