TRIBUNA ALTA: «PULSO COMPETITIVO», PABLO DOMÍNGUEZ.
Flamante victoria de un renovado Granada al que las caras nuevas han dado un soplo de aire fresco. Notable mejoría partiendo de la más que necesaria sobriedad defensiva. Oier apenas tuvo trabajo. Se vio a una zaga comprometida y centrada, con ayudas constantes e intensidad basadas en el orden del que carecía el plantel nazarí. Las ideas afloraron con y sin balón. En repliegue, transición y ataque el equipo jugó con el sentido propio de quien busca la permanencia en la élite. Ello, en consecuencia y por primera vez en la temporada, otorgó una importante verticalidad y profundidad al juego. Los de Abel Resino produjeron buen fútbol.
La reacción desde la dirección de la entidad rojiblanca parece haberse producido, aunque algo tardía, a tiempo. Pina hará negocios para su beneficio, es indiscutible, pero queda patente su interés por mantener en Primera División al Granada. Su criterio trajo al nuevo técnico, conocido por todos, y éste a su vez ha dotado al vestuario de buenas armas: juego dinámico, con sentido, en busca de soluciones frente a la presión en la salida del balón, queriendo sacar éste jugado sin los pelotazos a los que acostumbraba y sabiendo cómo hacer daño al conjunto de Fran Escribá.
La suerte comienza a devolverle al Granada de Abel Resino todo lo que con Caparrós le había birlado. Al Elche se le anuló un gol en un importante error de la zaga en el primer acto del choque, debió haber subido al marcador y hubiera cambiado el guión por completo. La diosa fortuna nos sonrió. Con todo, se ha dado un primer paso adelante tras la tormenta. Deportivo y Elche pierden el golaverage con el conjunto rojiblanco, lo que de cara al final del campeonato será esencial para la consecución de la quinta temporada consecutiva en la mejor liga del mundo.
El equipo brilló tanto individual como colectivamente. Oier tuvo escaso trabajo pero estuvo muy acertado en sus salidas fuera del área. Nyom recuperó su mejor versión tanto defensiva como ofensivamente. Babin y Diego Mainz comienzan a funcionar a la espera del retorno de Murillo. Insúa bregó con la intensidad propia de su club de procedencia. Rubén Pérez aportó sobriedad y fluidez al juego. Fran Rico dotó de sentido al inicio y la creación. Ibáñez fue incisivo. Piti volvió a lucir sus mejores galas creando mucho peligro. Lass cumplió aunque con lagunas y Córdoba fue el matador. Candeias, Javi Márquez y Foulquier que refrescaron el once inicial, mantuvieron la intensidad hasta el final.
Se pasa del blanco y negro al color, pues se sabe a qué se quiere jugar y se lleva a cabo de manera aseada. Ésto supone un salto cualitativo por razones obvias: se corta la sangría de dieciséis jornadas sin ganar, se gana el golaverage a dos rivales directos y la propuesta mejora ostensiblemente. De hecho el Granada generó doce saques de esquina durante todo el encuentro, más que en cualquier partido en toda la temporada. Se ha recuperado el pulso y la tensión de la competición, lo que a la postre acerca la permanencia a la vuelta de la esquina pues al ritmo que suma el descenso la continuidad en Primera División estaría a tiro de 33 puntos. Es decir, cuatro victorias y un empate más salvarían a la elástica rojiblanca horizontal.
Sin ser demasiado positivos, por este camino el Granada puede hacer efectivos estos números con cierta holgura. Ayer por primera vez en lo que va de temporada Los Cármenes fue una auténtica fiesta. La comunión entre equipo y afición recuperó su total sintonía. Este es el caldo de cultivo ideal para una segunda vuelta en la que la ciudad de la Alhambra vuelva a enamorarse por enésima vez del equipo de su tierra. Disfruten, lo mejor está por llegar.
