TRIBUNA ALTA: «PASEO MILITAR BLANCO», POR PABLO DOMÍNGUEZ

Si ya en la previa del encuentro ante el vigente Campeón de Europa se atisbaba que éste vendría a barrer al nuevo Los Cármenes, el resultado fue justamente aquello de lo que Caparrós se quejó airadamente. Nos pasaron literalmente por encima. Un equipo como el Real Madrid se aisla de polémicas y las silencia con fútbol. De hecho está realizando un primoroso campeonato desde que lograra levantar el vuelo tras los traspiés iniciales. El Granada por su parte, no solamente no ofrece un juego convincente sino que los resultados ni llegan ni se atisban.
El de ayer seguramente no fuera un encuentro del que sacar demasiadas conclusiones dadas las características del rival. Los de Ancelotti están acostumbrando a ser un rival que ofrece espacios a la contra; encaja en su esquema de juego ofrecer partidos de ida y vuelta donde el intercambio de golpes es su mejor arma. Matiz éste que no supo aprovechar el conjunto de Joaquín Caparrós. Más allá de sacar un once valiente y ofensivo al que no le preocupara el resultado sino ofrecer otra imagen a su público, dispuso un once más de trabajo y contención -si es que ante semejante maquinaria es posible- para evitar una sangría.
Fuera de una manera o de otra, hubiera dado exactamente igual. El Madrid se sabe en estado de gracia. Lo inteligente, tal vez, hubiera sido echar el resto y animar a una hinchada que comienza a dar síntomas de solemne aburrimiento. Los Cármenes es un estadio cuyo voltaje se mide por el fútbol que despliega su equipo. Pues bien, desde la victoria ante el Deportivo de la Coruña, el templo rojiblanco no ha mostrado su empuje habitual. Por propia idiosincrasia, el estadio sintoniza el dial que emiten los suyos. Ayer, salvo el himno inicial y las ocasiones en la segunda mitad, fruto de la relajación blanca más que del empuje local, la animación fue una sombra de sí misma. Aunque, dicho sea de paso, no es ni de lejos la que más apoya a sus colores.
Todo esto habla de lo que ocurre en el vestuario. Un equipo sin intensidad ni hambre, más preocupado por no encajar que por buscar las cosquillas de su oponente. Este camino, señor Caparrós, no nos lleva por la senda deseada. Mucho menos por y para la que se le firmó. La paciencia se agota, sobre todo cuando al introducir a Rochina en la segunda mitad el ánimo del equipo mejoró ostensiblemente. Llegaron las ocasiones más claras del choque, lo que en consecuencia produjo un espejismo de que no estábamos tan mal. Pudo haberse maquillado el encuentro aunque hubiera sido totalmente intrascendente. Si nos regimos por su propuesta, desde luego no vamos a lograr un juego brillante. Sí, ya lo sabíamos. Lo que no esperábamos de usted es que los nuestros nos invitaran a sestear en nuestras localidades más que a festejar goles de vez en cuando.
La sangría es llamativa: desde el choque ante el Levante el Granada, su Granada, ha anotado solamente dos goles en cinco partidos y ha encajado quince tantos. Podemos restar los diez ante F.C.Barcelona y Real Madrid, el resultado serían cinco tantos encajados y dos a favor en cuatro encuentros. Si bien el bagaje pueda no ser en apariencia alarmante, las sensaciones y la dinámica sí invitan a estar, cuanto menos, intranquilo. Se han cumplido las diez primeras jornadas del campeonato, cerca de un tercio del mismo y no se ha repetido ni un solo once. No existe ni un bloque de futbolistas claramente definido ni una seña de identidad clara del juego. El Nuevo Los Cármenes todavía no sabe a ciencia cierta a qué quiere jugar su equipo más allá del balón largo.
Pudieran valer de coartada sus declaraciones a comienzos de la temporada oficial. Según usted, estaría realizando pruebas durante las diez primeras jornadas. Ha concluido este periodo, ergo a partir de ahora se espera una mejor versión y capacidad de competición -se le presupone especialista en ello- ante rivales de nuestra liga comenzando por Balaídos.
Dicho todo esto, rompo una lanza a su favor. Los proyectos que se trabajan con tesón y constancia sin cambiar de director de orquesta habitualmente acaban realizando una música agradable para los oídos. Ésto se ha de ver reflejado en el Granada antes o después. El único detalle necesario es que en su propuesta se sume el buscar más la meta rival. El cupo de esperpentos lo cubrieron Levante y Rayo Vallecano. Rochina, Fran Rico, Javi Márquez, Piti… son futbolistas de creación. ¿Por qué no prueba a juntarlos una vez? Acompáñelos de El-Arabi y Córdoba arriba con la habitual defensa y nuestro gato rosa. Tal vez se sorprenda de lo que el talento por sí solo es capaz de hacer. Busque más la vertiente creativa de sus jugadores. Le aseguro que todos lo agradeceremos.