Granada CFOPINIONPORTADA

TRIBUNA ALTA: «HUMILLADOS», PABLO DOMÍNGUEZ.

Tribuna Alta: Sección de análisis y opinión del Granada C.F. en Granada Deporte por Pablo Domínguez, (@PabloDgzRg).
Tribuna Alta: Sección de análisis y opinión del Granada C.F. en Granada Deporte por Pablo Domínguez, (@PabloDgzRg).

Enésimo ridículo mayúsculo del primer equipo de Granada. Es así, no hay ya paños calientes que valgan. El buque insignia de la ciudad se hunde en la segunda categoría del fútbol español. Sin intensidad competitiva, desganados, faltos de coraje, pundonor e intensidad y sin atisbo alguno de constantes vitales en ninguno de sus frentes. El hedor a muerto que desprende el vestuario es ya insoportable. Crítica tan dura como merecida. Para colmo, y por si fuera poco, hay filtraciones de que jugadores de la plantilla están buscando equipo por su cuenta para la próxima temporada. Lícito, desde luego. Sin embargo no estaría de más que quienes los estén haciendo guarden la compostura.

Decepción tras decepción. Humillación tras humillación. Sin pulso. El Granada se desangra a la velocidad del extinto concorde de la misma manera en la que aquel avión supersónico estrelló su historia. El lastre que muchos atribuíamos a Joaquín Caparrós, está resultando ser sencillamente fruto de una mala planificación de principio a fin. ¿Responsables? Todos, del primero al último. Excepto la afición, que ha estado incondicionalmente apoyando y arropando al club en cada partido y realizando desplazamientos a campos rivales con la ilusión propia de los prebenjamines en ganar cualquier partido. El club en primera y última instancia se debe a sus seguidores. Lo menos que puede hacer Quique Pina es, en el momento que finalmente se consume el descenso, salir al paso dando las gracias a su hinchada en primer lugar por su incondicionalidad y prometiendo trabajo, trabajo y más trabajo para retornar a la élite cuanto antes.

Que la pasión no quite el conocimiento, no existe otra receta ya a estas alturas para volver a ver al Granada en campos como el Manzanares, Chamartín, Mestalla o el Camp Nou. El descenso se está dando de la peor manera posible en lo deportiva aunque, a su vez, tal vez sea la mejor para la afición. La menos «sufrida». Desde la derrota ante el Levante en la primera vuelta comenzaron a brotar las malas hierbas que están liquidando las opciones rojiblancas de subsanar la rotunda hecatombe. Unas veces por autosabotaje, otras por infortunio, otras por errores de los colegiados… el caso es que la dinámica desde aquel día era nítidamente de equipo deshauciado y hasta, tal vez, desquiciado.

No se han apreciado detalles en ningún momento de la temporada propios de un aspirante a la permanencia. Sin embargo sí errores propios de candidatos al descenso. Para muestra, un botón: el Granada en el último cuarto de hora de partido ha dejado escapar nada menos que 12 puntos. De haberlos amarrado, ocuparía en estos momentos la 13ª posición del campeonato, nueve por encima del descenso a segunda división. Traducido al ámbito deportivo, esto nos habla con bastante nitidez de lo que realmente le ha faltado durante toda la competición al vestuario: actitud.

Con todo el despropósito reinante, al Granada le puede quedar una última y retorcida bala que pasa por los despachos ajenos al club en primer lugar y por los duelos ante Espanyol, Getafe, Córdoba y Real Sociedad respectivamente en este tramo final. El Elche está pendiente de una sanción administrativa que podría acarrearle el descenso a segunda división -como poco-, lo que de confirmarse, daría al Granada la opción de salvarse siendo antepenúltimo. En otras temporadas y posiblemente también en esta, en condiciones normales, acabaría descendiendo. Depende de lo que se dictamine la próxima semana podría abrirse una ventana factible en la que logrando tres puntos más que el Deportivo en este sprint final, sería equipo de Primera División la próxima temporada.

Por lo visto hasta la fecha, cuesta creer que esto ocurra. El Granada está desahuciado, no compite al nivel de la categoría en la que se encuentra, se deja llevar. El silencio absoluto en Los Cármenes tras el empate del Celta el pasado miércoles fue sobrecogedor. Sensación ésta propia del descenso. Resulta más que llamativo que un estadio con más de 15.000 personas en él, guarde silencio hasta el punto de que se escuchen los lamentos y quejas de los futbolistas rojiblancos. Desde el plano general observado con cierta distancia, no solamente no se levanta cabeza sino que además se percibe una impotencia latente acompañada de dejadez.

Nuevamente, el clásico aroma a descenso en contraposición con las hechuras, el empaque y la intensidad de los rivales. El conjunto nazarí está siendo una banda desorganizada tanto para defender como para atacar. Detalles de patio de colegio. Por si faltaba poco, el Granada aún no ha enlazado dos victorias consecutivas en toda la competición. Si no lo ha hecho ya, y habiendo ganado tan solo cuatro partidos, ¿sería capaz de ganar cuatro sobre siete? Ésta situación parece irrevocable.

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