TRIBUNA ALTA: «DESCENSO INMINENTE», PABLO DOMÍNGUEZ.
Me decía un amigo que me lucía, con algo de razón, cuando hablaba. Ésto, a cuento de un comentario en el que dije que Pina se había lucido. Sí, es cierto que el presidente rojiblanco no puede controlar las «niñatadas» de El-Arabi, la sordera de Foulquier ni que Oier saliera a por uvas en el Ciutat de Valencia. Sin embargo estos errores infantiles son fruto de un trabajo insuficiente consecuencia de una pésima planificación de la temporada. No ya por Abel Resino sino por la terrorífica sangría de Joaquín Caparrós. Todo fruto de los errores, este año sí, de la gestión del máximo mandatario. De ahí que yo apuntase a éste, sobretodo porque no se marchan de la mente las palabras pronunciadas en la televisión del club en las que «auguraba un gran ejercicio».
La afición, sorprendentemente, ha estado muy por encima de la altura del equipo. Se arropó al Granada en Los Cármenes hasta cuando menos lo merecía y se animó mucho con las más mínimas señales de vida de un plantel moribundo. Sin embargo el equipo nunca terminó de contagiarse, espejismos aparte. En estas circunstancias hay dos posibles rumbos que pueda tomar el vestuario. El primero y más probable es que se haya desinflado a mediados de abril y el descenso ya sea una realidad palpable. El segundo se antoja utópico. Cabe una remota posibilidad a la que nos gustaría aferrarnos a todos los filipinos en la que la reacción por pundonor trajera cuatro o cinco victorias en las próximas diez jornadas. Con ese escenario Getafe, Córdoba, Real Sociedad y quizá el Atlético de Madrid separarían al Granada de una permanencia posible.
En lo que respecta al choque frente al Levante, hay que destacar la actuación del colegiado. A falta de quince minutos para el final, la escuadra de Resino tuvo la victoria prácticamente amarrada. Las ganas de protagonismo de Álvarez Izquierdo enviaron al vestuario antes de tiempo a Colunga y a El-Arabi incomprensiblemente. Acciones que como mucho debieron ser amarilla, se tornaron en rojas directas que solamente vio él. Aunque la actitud conformista del Granada también tuvo algo que ver. Con la ventaja en el marcador se dejó de buscar la meta rival para defender la renta testimonial lograda de penalti. Así no en demasiadas ocasiones ha sido capaz el plantel nazarí de mantener su puerta a cero.
Si a todo ello sumamos que la confianza está muy mermada, se obtiene como resultado un conjunto que se desangra de manera irreversible y que podría estar descendido a falta de tres a cinco jornadas para la conclusión del campeonato. La gran carencia es el gol. Un conjunto que en la vigésimo cuarta jornada del campeonato solo ha anotado quince tantos está irremediablemente avocado al descenso de categoría. Si a ésto se añade que únicamente se han sumado tres victorias, obtenemos al peor Granada de la historia en Primera División a estas alturas del ejercicio. Solo una reacción milagrosa y continuada en el tiempo salvaría al conjunto rojiblanco del descenso inminente a Segunda División.
En estas circunstancias, sería recomendable que Quique Pina por un lado hablara públicamente enviando un mensaje de cierta tranquilidad al aficionado ‘garantizando’ que se tratará de armar un plantel capacitado para pelear arriba en la tabla y recuperar la categoría y por otro lado que se trabajase más en lo necesario para sacar la situación adelante. Lo cierto es que si tras la tremenda tormenta que está sufriendo el Granada desde principios de temporada se acabase por lograr la permanencia, se saborearía y festejaría casi como si de un título para el club se tratase, dada la situación límite. Aunque siendo realistas, tal vez esto sea soñar demasiado.
Con todo hay que ser positivos dado que con ilusión o sin ella, con suerte o sin ella, en una categoría o en otra, la afición del Granada es y seguirá siendo la afición del Granada. No hay que «bajarse del carro» nunca. En las buenas o en las malas, esto es el Granada y como entidad humilde pugnará por estar a caballo entre primera y segunda división… siempre y cuando la actual junta gestora continúe pues es, al fin y al cabo, el único patrimonio que tiene el club, que no es poco.