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TRIBUNA ALTA: «CURA DE HUMILDAD», POR PABLO DOMÍNGUEZ. – Granada Deporte
Granada CFOPINIONPORTADA

TRIBUNA ALTA: «CURA DE HUMILDAD», POR PABLO DOMÍNGUEZ.

Granada Club de Fútbol.
Sección de análisis y opinión del Granada C.F. en Granada Deporte por Pablo Domínguez, (@PabloDgzRg).

Desde el inicio de la pretemporada el fútbol granadino estaba viviendo en una nube. Soñabamos en el paraíso ideal de aquellos que de vez en cuando escapan, sin saber muy bien cómo, a la cruda realidad. Hemos disfrutado de una pretemporada y un inicio de campeonato maravilloso. Sin embargo, sabíamos que antes o después iba a llegar el día en el que los de Caparrós fueran derrotados. Lo que no esperábamos, precisamente con este entrenador, es que se produjera de esta manera y con este rival.

Llegaba un Levante desdibujado, sin un norte aparente que seguir y con más urgencias que ningún plantel de la categoría. El Granada, en cambio, entró confiado al choque cual torero que no espera la cornada del miura aparentemente moribundo. Llamó poderosamente la atención el ambiente ‘semi-festivo’ que se respiraba en Los Cármenes: un optimismo reinante impropio del sello granadinista. Como si de la noche a la mañana el plantel fuera un grande, cuando bien sabemos que no lo es. El caldo de cultivo ideal para la relajación y, en consecuencia, una cura de humildad más que necesaria.

Comenzaban a surgir las cábalas europeas y las proezas ilusorias sustentadas en terreno pantanoso. La competición acaba de arrancar y la clasificación en estas jornadas no muestra las aspiraciones reales de cada conjunto. Haber estado durante cuatro jornadas en los puestos de honor es totalmente circunstancial al propio arranque del campeonato.

El del miércoles pudo ser uno de los encuentros más lamentables como conjunto que se le recuerdan en la categoría al equipo nazarí tras el retorno a Primera División. Desde el primer minuto, salvo contadas excepciones y merced a un planteamiento  inicial errático, se jugó a base de balones largos y sin criterio alguno en la creación. Tanto es así que el Granada no disparó entre palos en los noventa minutos.

El de utrera lanzó piedras sobre su propio tejado anulando la fase ofensiva del Granada, lo que derivó en una sencilla la labor granota en tareas defensivas. Y eso que dispuso a tres futbolistas de corte ofensivo en el once titular. Sin embargo, acumular jugadores en fase ofensiva no implica atacar ni más, ni mejor: El-Arabi aún perdido, Machís benevolente y Córdoba timorato. A ello se une un centro del campo sin norte ni soporte para generar fútbol. Lo único que salvó durante el primer acto a la escuadra rojiblanca fue el desgaste de Iturra oxigenando con sus recuperaciones.

Sin embargo en la segunda mitad éste fue sustituido en lugar de Javi Márquez, que poco tiene que ver con el chileno en cuanto a características meramente futbolísticas. Se escuchó en la grada, nada más conocerse el cambio el siguiente comentario: «la primera contra que cace el Levante nos cuesta el gol», haciéndose realidad segundos después. Tan curioso como cierto. De ahí en adelante llegaron los peores minutos que se le recuerdan al plantel en lo que va de temporada.

A veces un planteamiento inicial detona una serie de circunstancias durante el encuentro que acaban por dar y quitar puntos. Y es, justamente eso, lo que ha dado puntos en las anteriores cuatro jornadas e hizo caer con estrépito en esta última. Luchar para ganar es el lema de la entidad, lo que denota una humildad que con la alineación inicial se presumía perdida.

La lectura positiva: la derrota se produjo con un Levante que llegaba colista, con diez tantos encajados en las cuatro primeras jornadas y ninguna diana a favor. Esto ha de poner a todos los pies en el suelo: equipo, entidad y afición. No soñar antes de tiempo hará trabajar mejor al equipo, lo que en consecuencia traerá buenos resultados. No hay más afán de superación que el de los propios registros del Granada en sus últimas temporadas en Primera División. Lograrlo ya será todo un éxito.

Ahora el Granada afronta un duelo en el que se sabe inferior, donde lo normal sería una derrota holgada. Visitar feudos como el Camp Nou suele ser, tal y como apuntó Joaquín Caparrós la pasada temporada con el Levante un «paso por el dentista». No deja de ser, de por sí, el honor de estar en la élite. Aunque, quien sabe, cuando menos se esperan se producen las mayores sorpresas. Eso sí, pase lo que pase, la ciudad de la Alhambra nunca dejará de soñar en rojiblanco horizontal.

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