TRIBUNA ALTA: «CAMINO A SEGUNDA», POR PABLO DOMÍNGUEZ.
Sin ánimo de señalar posibles culpables, analicemos los números del Granada en los últimos tiempos y dejemos que éstos sean quienes vislumbren la procedencia del sonrojante problema que atesoran de manera alarmante los de Joaquín Caparrós. La objetividad no ha de perderse en ningún momento. Opiniones muchas, tantas como aficionados del conjunto nazarí; efectivas solo la de los gestores. Lo cierto es que, antes de entrar en materia, el plantel rojiblanco se desangra a las puertas de la UCI. Si de momento no ha entrado en ésta es porque las tres plazas que contiene están ocupadas.
Unas veces por desidia u otras por falta de fortuna, los puntos se esfuman como si nunca hubieran estado ahí. Lo cierto es que, aunque la imagen de vez en cuando sea ‘competitiva’, el Granada es actualmente una chirigota de categoría a la que lo único que está sosteniendo de no entrar en puestos de descenso son los cuatro partidos iniciales donde se sumaron ocho puntos, siendo éstos un tercio de los actuales. Desde entonces hasta ahora, cuatro puntos sobre treinta y tres posibles. Paupérrimo bagaje que posiblemente ningún otro técnico hubiese soportado. Caparrós o tal vez su matrimonio contractual con Pina, de momento lo hacen sin goles y sin fútbol.
Escuece decirlo pero los números hablan por sí solos: el conjunto menos goleador de Primera División y el cuarto más goleado, once partidos sin ganar desde Septiembre en San Mamés camino del récord negativo establecido en quince y, como guinda al pastel, el técnico utrerano solo ha ganado quince de sus últimos setenta partidos de Liga con veintiún empates y treinta y cuatro derrotas. Es decir, sesenta y seis puntos virtuales sobre doscientos diez totales: se quedaría en un treinta y uno por ciento. No llegaría, por tanto, al treinta y seis por ciento necesario para no entrar en puestos de descenso virtuales en esas últimas setenta jornadas: casi dos ligas completas. Por si faltaba poco, ya es el segundo entrenador con más derrotas en la historia de la Liga junto con Irureta, ciento ochenta y siete. Eso sí, el sevillano alcanza esta cifra en ciento veinticinco partidos menos que su homólogo guipuzcoano. Ambos únicamente superados por Luis Aragonés con doscientas treinta y tres en setecientos cincuenta y siete partidos. Todo ello en su conjunto presagia una destitución inminente que comienza a ser más que necesaria.
Quique Pina se ahoga en sus palabras a comienzos de temporada: «creo que mi equipo va a cuajar un gran ejercicio, sin apuros y con alegrías». Salvo el espejismo inicial, nada de ello hemos visto. El plantel precisa un cambio de dinámica. Está cantado que el club irá al mercado de invierno a por la consistencia defensiva, generación de fútbol y pegada que le falta. El gol es algo que cuesta muchísimo dinero en Primera División. No estaría mal que por una vez se hiciera un desembolso lo suficientemente serio como para garantizar la estabilidad que ahora mismo brilla por su ausencia. Por otra parte, el timón de mando no se regenta por un capitán a la altura del buque -lo dicen los números-. Tal vez con un nuevo capitán que redirija el rumbo a la deriva en la que se encuentra inmerso bastase para salir de esta crisis.
El Getafe será el próximo rival, domingo a las cinco de la tarde en casa. En este punto ya no importa la imagen. Importa el resultado. Es más que posible que Los Cármenes se pronuncie con claridad en caso de no ganar puesto que es lo único que vale a estas alturas de competición. No hacerlo sería, al margen de muchas otras cosas, una solemne tomadura de pelo a la afición que se costea su abono temporada tras temporada y eso colmaría el vaso del hartazgo nazarí.