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RAYO VALLECANO 3-1 GRANADA CF. SE LES VA DE LAS MANOS.

Los jugadores del Rayo Vallecano celebran el primer gol ante el Granada, marcado por Alberto Bueno (d), durante el partido de Liga en Primera División disputado en el estadio de Vallecas. EFE

EL CONJUNTO DE ABEL RESINO DILAPIDO UNA BUENA PRIMERA MITAD CON UNA ULTIMA MEDIA HORA HORRIBLE DONDE FUE ARROLLADO POR EL RAYO DE PACO JEMEZ. JOHN CÓRDOBA ADELANTO A LOS ROJIBLANCOS AL COMIENZO DEL PARTIDO PERO DOS GOLES DE ALBERTO BUENO LE DIERON LA VUELTA AL PARTIDO QUE APUNTILLO EMBARBA EN EL DESCUENTO.

Que el Granada CF es un equipo con una salud endeble es evidente, su situación en la tabla lo muestra como un paciente con ganas de vivir pero al que su respuesta inmunológica dice todo lo contrario y no puede con ese virus que le estaba llevando a la Segunda División.

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Ficha técnica:
3 – Rayo Vallecano: Cristian Álvarez; Quini (Embarba, m.63), Amaya, Zé Castro, Nacho; Licá (Manucho, m.63), Raúl Baena, Trashorras, Kakuta; Bueno; y Leo Baptistao (Insúa, m.79).
1 – Granada: Oier; Nyom, Babin, Murillo, Insua; Rubén Pérez, Fran Rico; Piti, Javi Márquez (Rober, m.72), Rochina (Riki, m.79); y Jhon Córdoba (El Arabi, m.88).
Goles: 0-1: M.8 Jhon Córdoba; 1-1: M.65 Bueno; 2-1: M.75 Bueno; 3-1: M.93 Bueno.
Árbitro: Hernández Hernández (C.Las Palmas). Amonestó a Baena (m.51), Amaya (61) y Bueno (66), del Rayo; y a Rubén Pérez (m.13) e Insúa (25), del Granada.
Incidencias: encuentro correspondiente a la vigésimo séptima jornada de la Liga BBVA, disputado en el estadio de Vallecas (Madrid), ante 10.958 espectadores.

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Hoy el equipo de Abel Resino, ha tirado por la borda todo el trabajo realizado durante casi sesenta minutos, con una última media hora donde los fantasmas del pasado, tanto físicos como anímicos han hecho acto de presencia en el césped de Vallecas y han provocado una dura derrota ante un rival que no ha dudado en quitarle el oxigeno a los rojiblancos. Jemez, ese técnico objeto del deseo de la cúpula rojiblanca, ha sabido invertir el rumbo del partido y decantarlo para un Rayo que parecía manso.

Los rojiblancos, con algunas variaciones en su once inicial han jugado una buena primera mitad, donde el orden y la presencia en ataque ha sido considerable gozando de oportunidades para poderse haber ido al descanso con una renta mayor que el 0-1, conseguido por el ariete colombiano Córdoba, que no desaprovecho una perfecto pase desde la banda de Rochina, para superar de un potente disparo a Cristian Álvarez arquero rayista, 0-1 m.8.

No podía ponerse mejor el partido para el equipo y para una afición rojiblanca, que se dejo notar en los prolegomenos del choque, y que subvencionado o no, dio muestras de un fe por los suyos que al final no se pudo cuajar con algún punto.

El Rayo trató de sobreponerse al gol, y tuvo un cuarto de hora de asedio sobre la portería de Oier que respondió a las mil maravillas a un cabezazo de Alberto Bueno que peino el cuero con mucha intención pero el meta rojblanco metió una buena mano. No tuvo tanto acierto, en un balón fácil que en un extraño intento por mandarla a corner la dejó muerta en los pies de Bueno cuyo remate muy escorado se estrelló en el lateral de la red. El fin del asedio local llegó con un cabezazo de Ze Castro al travesaño de la portería rojiblanca.

El Granada volvió a soltarse en ataque y el segundo gol pudo estar cerca, especialmente en un remate de cabeza de Javi Márquez que incomprensiblemente y con todo a favor no acertó con la portería rayista. Como tampoco lo hizo Babin tras un saque de esquina.

Al descanso el marcador sonreía a los pupilos de Abel Resino, que estaban más cerca de su segunda victoria consecutiva. Y el arranque de la segunda mitad fue prometedor, con solidez atras y alguna aparición arriba parecía que estaba el encuentro bien encaminado, pero en el banquillo local no pensaban lo mismo.

Paco Jemez, agitó el partido dando entrada a Embarba y Manucho, y el choque se revolucionó de una manera inesperada. El Rayo dio un paso adelante, y comenzó a tener más peligro, mientras que el Granada con algún síntoma de fatiga no supo contener ni en el campo ni desde el banquillo lo que se le venía encima.

Los jugadores del Geranada celebran el gol que consiguieron frente al Rayo Vallecano durante el partido de la vigésima séptima jornada de liga de Primera División, disputado en el estadio de Vallecas.. EFE

Manucho, que ya le arrancó los tres puntos a los granadinos en Los Cármenes, aprovechó para ganar la línea de fondo, dejar sentado a un renqueante Murillo y poner el cuero en el corazón del área donde el hombre gol rayista, Alberto Bueno, con sabe dios que parte del cuerpo, logrará introducir el cuero en el fondo de la portería de Oier para establecer las tablas en el marcador.

La grada se agitó, y el Rayo confió en la remontada, mientras el Granada CF se perdió del campo por completo, sin orden ni capacidad de reacción, vio como antiguos fantasmas aperecieron demasiado pronto, y en un error defensivo, un centro desde la derecha del ataque rayista, dejaba solo a Bueno ante Oier, el atacante madrileño rozo con la bota el balón y evitó la estirada de Oier, para volver a colocar el cuero en el fondo de las mallas y darle la vuelta al choque, 0-2 m.75, todo el trabajo al traste en diez minutos.

Diez minutos donde todo el mundo falló, no hubo en el campo ningún jugador que supiera liderar al equipo de la Ciudad de la Alhambra, y fuera el técnico no estuvo rápido en contener la avalancha local, y en ordenar a los suyos, en un desconcierto más propio de la etapa Caparrós.

Los rojiblancos no supieron reaccionar, ni con Riki ni con El Arabi, mucha dinamita pero no había cordón detonante, el equipo olvidó que un punto podía ser bueno, y se lanzó sin argumentos a por un empate que ya no se produciría. Al final y sobre la bocina, llegó el último tanto del partido, obra de Embarba tras un rechazó de Oier a disparo de Manucho.

Al final, el Rayo da casi un paso definitivo hacía la salvación, mientras que los rojiblancos deberán esperar de nuevo otra semana para intentar abandonar los puestos de descenso, de los cuales parece más difícil salir cada semana.

 

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